Me gustaría decir que mi historia como enamorado del cine comenzó un día en que iba paseando por la calle 23, me detuve en la cinemateca y al entrar, me encontré con El Espejo, de Tarkosvky (nunca sé donde van la S y la V ) y ahí mi vida cambió para siempre, pero no es así.
Luego de pasar una niñez viendo –nunca hasta la saciedad- todo Cantinflas, pasé mi adolescencia disfrutando las películas de Golam-Globus, aquella productora que hizo clásicos serie B en los 80s con Charles Bronson o Chuk Norris. Aquellas películas pasaban de mano en mano en cintas Betamax . Así vi mis primeros pornos, copias de 8va generación en las que muchas veces el chocho de Ginger Lynn, era una simple mancha negra.
Por aquella época, cada vez que alguien me preguntaba cuales eran mis películas favoritas, mi respuesta era siempre la misma: Las de Mafia. Era sincero. Mentía cuando me preguntaban que quería ser de grande y respondía que Marinero, cuando en realidad quería ser Mafioso, Capo di tutti Capi. Había visto “El Padrino” en la tanda del Domingo, aquel programa que conducía Mario Rodríguez Alemán y desde entonces colocaba mis dedos en la sien como Michael Corleone y ningún piropo femenino me halagaba más que cuando decían me parecía a Al Pacino, porque he de confesar que hasta me peinaba como el hijo de Vito. Hace poco, en un documental dedicado a Mario Puzo, me enteré que incluso, los propios Gangsters, comenzaron a vestirse y a actuar con la clase de Los Corleone, porque hasta ese momento, distaban bastante de esa imagen. De modo que no fui el único seducido por el universo criminal del cine.
OMERTA, mi película (que nada tiene que ver con la novela homónima de Puzo, de cuya existencia me enteré viendo el referido documental), es un homenaje a esas películas, una criollización del “cine de mafia”.
Como se sabe, en Cuba radicó Meyer Lansky desde los 40s a los 50s y alrededor de él, se movían célebres gangsters . Un hecho curioso, la reunión que convocara Lansky -a pedido y con la presencia en La Habana de Lucky Luciano- de todos los capos mafiosos de Estados Unidos, sirvió como plataforma para mi primer guión cinematográfico vinculado al tema, Emporio Habana, en el cual se ha interesado algún que otro productor, pero que siempre termina abandonando por lo extremadamente costoso que resulta.
Viendo lo complicado que resultaba levantar un proyecto de tal magnitud e interesado aún por el tema, decidí escribir una “historia barata con tufo gangsteril”, con la cual quitarme la picazón y salió OMERTA, cuyo primer borrador terminé en apenas 15 días.
Con esa primera versión, que es casi la actual, me fui al Instituto de Cine Cubano (ICAIC) y su comité de evaluación lo rechazó, tal como hizo con otros tantos que presentara antes, sin darme argumento alguno, pero supuse que si argumentos pedía, la respuesta a recibir sería algo así como “Ese cine es para los americanos”. Finalmente, Omerta quedó engavetada por tres años.
Llevaba unos 5 años compitiendo en el concurso de guión Inédito del Festival de Cine de La Habana. Con Emporio Habana, recibí buenos elogios por parte de Guillermo Arriaga, que era el presidente del jurado el año en que este compitió, pero mi guión quedó en segundo lugar, perdiendo así la posibilidad de obtener el dinero que da TVE al ganador y el necesario arranque de un film.
Años después seguí mi rutina de competir año tras año. Ocurrió que en el 2005 no tenía guión listo para presentar, acudí a la gaveta y desempolvé Omerta, resultando ganador. Justo cuando competí sin esperanzas. Recuerdo lo mixto del jurado. Lo presidía Fernando Castets, el guionista de El Hijo de la Novia y entre otros lo integraba el fallecido Juan Pablo Rebella (Siempre me pregunté como esos dos se pusieron de acuerdo).
Ese premio le abrió el camino a OMERTA, pues TVE daba una buena cantidad de dinero para la producción y no demoramos en levantarlo desde el ICAIC, donde ahora el guión era bien visto (aparentemente).
El rodaje comenzó en Noviembre de 2007 y duró 33 días. Hace más de un mes está lista para estrenarse y justo ahora estamos en los trámites de colarlo en algún festival trampolín, aunque debo confesar que me conformaría con que fuera una película bien recibida por el público Cubano. No creo que sea ese tipo de film latinoamericano bien visto por los grandes festivales. Veamos que ocurre. Si hay algo difícil de vaticinar es el destino de una película.
Lo cierto es que Omerta significa mucho para mi, porque me devolvió la fe. Algo que creía basura, se convirtió en muy buena materia prima; algo que parecía ser una causa perdida, a terminado por ser el producto del cual me siento mas orgulloso; el trabajo cuyo proceso más me ha divertido. Por lo que recomiendo echar mano a las gavetas. Quien sabe si en una vieja foto, una carta de alguien que ni recuerdas o un documento traspapelado está tu próximo paso en la vida.
Subvaloras mucho a Omerta,eres muy modesto hablando de ella.
Algo que me pregunto ¿Es tan necesario utilizar la palabra picazón en todo lo que escribes?
No he podido parar de reírme con la parte de Gynger Lynn, genial!!! Ansioso de ver qué pasa con Omerta en el Festival, mucha suerte…