Me niego a publicar solo las loas a mi trabajo. Aquí tienen la crítica publicada en el periódico Granma sobre mi mas reciente estreno, OMERTA
ROLANDO PÉREZ BETANCOURT
rolando.pb@granma.cip.cu
Cuando transcurrido un tiempo prudencial el espectador nota que no ha podido conectarse debidamente con el tono en que pretenden contarle (¿drama? ¿comedia?, ¿sátira?, ¿acaso una mezcla de todo?), entonces es que algo extraño está sucediendo.
Y ese algo poco halagüeño marca a Omerta, la última entrega de Pavel Giroud, quien tan buenos augurios desplegara con sus dos primeras ofertas en pantalla grande, la última de ellas, La edad de la peseta.
Concebida bajo una óptica de historia de gánster crepuscular «a la cubana» y con una trama tan endeble y hasta reiterativa en su esencia criminal que necesitaba de un extra en el tratamiento artístico para sustentarse, Omerta no pasa de ser un propósito simpático lastrado por una combinación de factores endebles.
El regodeo con la cámara y las luces, los rebuscados planos, el montaje dinámico hacia los finales tratando de imprimir una artificial connotación de thriller, no bastan para que esta historia ubicada a principios de la Revolución, tras el degüello de los casinos y la fuga de los mafiosos estadounidenses, fluya y se sienta creíble.
El cuento del tipo duro que pierde facultades con los años, que se resiste al retiro y prepara un «último golpe» ha sido llevado no pocas veces a las pantallas; recordar solo aquella pequeña joya de Louis Malle del año 1980, Atlantic City, con dos envejecidos Burt Lancaster Y Kirk Douglas.
A Rolo Santos, ex guardaespaldas de un importante mafioso, masticador de vidrios y apegado al gatillo fácil, le falta profundidad de carácter y matices psicológicos en su concepción literaria como para que ese buen actor que es Manuel Porto pueda sacarlo adelante en un guión en el que florecen las imperfecciones. Lo mismo sucede con algunos otros personajes, en especial los dos delincuentes de poca monta enrolados en esa Omerta, ley del silencio que se cobra con la muerte y que en el filme no pasa de ser un recurso de subrayado tremendismo final.
Los diálogos y las acciones que tienen lugar en el caserón donde se busca el gran tesoro están necesitados de una mayor verosimilitud y hasta de gracia allí donde se adivina la intencionalidad de la nota desenfadada. Y el cierre resulta demasiado deudor de muchas películas de Hollywood, y no exactamente como guiño reverencial al género.
El cine negro, se asuma en serio o con pespuntes de ironía, requiere de un fino bordado para convencer a un tipo de espectador que ha envejecido viéndolo y de él sabe desde la A hasta la Z.
Las vías para transitarlo con éxito tienen sus fórmulas, abiertas siempre a los aportes renovadores, una combinación entre lo viejo y lo nuevo a la que Omerta poco aporta.
Esa crítica es un contrasentido, porque se centra en encontrar defectos en la historia, o sea, en el guión que fue premiado en el 2005 en el Festival de Cine Latinoamericano. Demuestra también ciertas lagunas en el crítico en cuanto a conceptos. YT pienso y lo digo con sinceridad, que no entendió la película. No he visto a nadie levantándose del cine al comienzo o mitad de la exhibición, todo lo contrario.
chapeau!!!
Qué pena ese ego desmesurado. El tiempo siempre dice…
Yo acepto con humildad las lecciones que da y sé que errar está en el camino de cualquiera, incluso en el de él; pues Kirk Douglas no trabaja en Atlantic City, tal cual él apunta. Tengo la sensación de que intenta compararme, no con Atlantic City, sino con «Dos Tipos Duros», donde Kirk Douglas y Burt Lancaster si comparten cartel e interpretan a matones venidos a menos por los años (y de la cual bebí, claro está). Esta peli no está dirigida por el genial Louis Malle sino por Jeff Kanew.. Atlantic City trata de otra cosa, de un gangster de poca monta que sueña con grandes cosas y quien acompaña a Lancaster es una muy joven Susan Sarandon. ¿Será un lapsus o una vez más estamos en presencia de un crítico que habla de algo que no ha visto?