Aquí les dejo otra crítica que destroza mi película. Esta me gusta mucho, porque aparece una definición de mi película que me encantaría incluir en el poster o la tapa del DVD: «una película rara, distante, hierática»
Disfrútenla
Por: Joel del Río
Correo: cult@jrebelde.cip.cu
06 de enero de 2009 00:42:41 GMT
Omerta es una película cubana de gángsteres, en la línea de El Padrino, y de algún modo parecida a ciertos filmes realizados por Alfred Hitchcock o protagonizados por Edward G. Robinson. Se agradece que Pavel Giroud, el director y guionista, se arriesgara a pulsar una asignatura pendiente del cine nacional, y al mismo tiempo, probara fuerzas en un género que a todas luces adora. Aquí está el tipo duro venido a menos, pero todavía caballeroso y gentil, insobornable y bondadoso; se prueba el suspenso inherente al subgénero caper (variante del cine criminal consagrada a relatar un gran golpe emprendido por uno o más delincuentes); aparecen por supuesto los códigos de honor y lealtad entre los implicados; está el héroe envejecido que se enfrenta a ese último robo que le permitirá tal vez redimirse… pero la manipulación dramática de todos estos motivos no alcanza —por mucho que este crítico se empeñara en autoconvencerse— la lógica irreprochable, la entidad y el calado inherentes a las grandes películas de ese género (entiéndase no solo los añejos ejemplos mencionados, sino también otros más contemporáneos dirigidos por Martin Scorsese, Takeshi Kitano o Quentin Tarantino, por ejemplo).
Algo ha fallado en la esperable fluencia de afectos entre el público y esta nueva película cubana. A mi entender, tal comunicación se vio obstaculizada por la casi imposibilidad de identificación con algún personaje, y también se debe a la extrema diversidad de tonos elegidos por el autor, pues si bien el filme cataloga como un todo dentro del cine criminal, hay demasiados momentos consagrados a la farsa, la parodia, e incluso al musical y el drama romántico. Tales momentos dispersan la atención del respetable pues rompen la tónica, la lógica del relato y el ritmo narrativo que se supone dominante. Demasiado juguetonas, o paródicas, ciertas escenas que se suponían melodramáticamente cruciales; excesos de pomposidad en el lenguaje de la fotografía (encuadres hipersofisticados, constantes barridos, movimientos nerviosos de cámara, zooms reiterados) que también contribuyen al distanciamiento; diálogos y acciones acartonadas, solemnes o ritualizadas; música grandilocuente en apoyo de acciones mínimas; retrospectivas que poco favorecen la profundización en la siquis de los personajes que las protagonizan y además entorpecen el fluir de la muy desvaída trama principal; ambigüedad en el acercamiento a los preceptos éticos de los personajes; un asesinato vindicativo al son de los Van Van, que llega a desconcertar al más tolerante de los espectadores; ausencia de humor y de tragedia, de drama y de comedia, o por lo menos torpeza en el manejo de las cuotas precisas de cada ingrediente… en fin, se asumieron muy externamente los códigos elegidos, y el producto termina siendo una película rara, distante, hierática.
En una época como la actualidad, cuando se percibe el viraje del cine nacional hacia los géneros convencionalmente aceptados (Barrio Cuba, Personal Belongings y Mañana, en el drama filial; Viva Cuba y Miel para Oshún en la road movie; El Benny, Bailando chachachá, el segundo cuento de Tres veces dos y Habana Blues, en el musical; Kangamba en lo bélico) habrá de tenerse en cuenta los aciertos y virtudes de Omerta en cuanto al acatamiento de, o ruptura con, los cánones que gobiernan la eficacia dramática del filme en el juego con las claves genéricas empleadas. Será una lección de obligatorio aprendizaje para todos, porque para nadie es secreto que la mayor parte de la eficacia, en este tipo de películas se construye en el guión, con el diseño de los personajes, el fluir y la interrelación de las acciones. Igualmente se impone volver a revisar los clásicos de cada índole, estudiarlos hasta la saciedad, develar los secretos de su eterna juventud, y además, buscar la manera de variar los cánones que asentaron tales títulos sin lesionar la comunicación con el público. Se dice fácil, pero no hay otra forma. Cuando una película de gángsteres no funciona, es porque, hablando mal y rápido, se violaron las leyes que rigen este tipo de obras, o se alteró demasiado drásticamente la tipología de sus protagonistas típicos, o se irrespetaron las estructuras dramáticas y narrativas que el público espera, y ansía ver, en tales casos.
No soy yo de quienes apuestan porque en el cine cubano todo atraviese los seculares cauces del melodrama y la comedia costumbrista, pero a Omerta le faltó la humildad de atenerse amorosamente a sus personajes, a los presupuestos estilísticos y narrativos inherentes al llamado cine negro —por muy cubana que quisiera ser esta variante— y se extravió en distanciamientos y maniobras formales e intergenéricas que exceden los propósitos, se van de las manos e incluso pueden llegar a molestar. Cuando Sardiñas decide mostrarle a Rolo el pasillo de su creación (momento bailable-musical en el cual se adivina al «futuro» Michael Jackson), al espectador, por lo menos a mí me pasó, no le queda más remedio que considerar totalmente extemporánea una alusión desligada por completo del resto de la película.
Conste que deshilvanada y todo, la escena de baile está formidablemente filmada y editada, como había de esperarse entre profesionales con tanta experiencia en el videoclip nacional. Además, en el filme todo, no deja de ser virtuosa ni la dirección de arte de Onelio Larralde, ni la edición de Lester Hamlet (uno de los rubros más funcionales y certeros) ni la fotografía de Luis Najmías (incluso cuando el pacto entre director y fotógrafo optó por picadas y contrapicadas a lo Citizen Kane que aportan una retórica bigger than life, demasiado prolija para este relato).
Omerta, del realizador cubano Pavel Giroud, se presentará en los cines de estrenos de la capital hasta el 7 de enero.
En el acápite de los aciertos debe anotarse también la participación de rostros jóvenes y poco habituales en la gran pantalla. El talento y la sinceridad de Manuel Porto permanecen incombustibles, aunque lo llamen poco para el cine, y así le confiere una dignidad a su Rolo que lo salva del patetismo y la autoparodia. Kike Quiñones, Yadier Fernández y Ulik Anello formulan tres respectivas antítesis del protagonista, y cada uno sale airoso a su manera en el duro cometido de acompañar al héroe, brevemente, y no resultar eclipsados por la impronta del veterano. Ojalá cuenten los tres con futuras ocasiones de manifestar sus talentos. Solo apuntar el desafuero en la norma lingüística del personaje que interpreta Yadier Fernández, quien emplea giros coloquiales francamente contemporáneos, anacrónicos en una trama que se supone ambientada hace 40 o 50 años.
Muchas veces se asegura, en el medio cinematográfico, que la verdadera prueba de fuego para un joven cineasta no es tanto la primera película como la segunda, la cual deberá convertirse en fecunda demostración, promesa ratificada. Omerta constituye el segundo intento de Pavel Giroud en el largometraje de ficción, luego de la auspiciosa, y en muchos sentidos convincente La edad de la peseta, y de los celebrados cortometrajes Todo por ella y Flash (primer cuento de Tres veces dos). Pavel ha demostrado habilidad para crear atmósferas, conferirle solvencia a su representación y visualidad a una historia. Sabe manejar eficazmente la mayor parte de los códigos cinematográficos que conforman una película, y se encuentra apostado justo en la encrucijada que lo enfrentará a su tercer intento en grande. Quizá sea el momento para reflexionar —sin fiarse excesivamente de un talento que nadie debe negarle— sobre el cariz que tendrán sus películas venideras. Tal vez deba cuestionarse si será mejor continuar imprimiéndole su impronta a guiones ajenos, o cargar con la responsabilidad de idear la historia y luego ponerla en escena. Pero yo estoy muy lejos, sinceramente, de tratar de decirle lo que debe hacer, como no sea que ha contraído la responsabilidad de insistir una tercera, cuarta, quinta… vigésima vez. Su oficio es fabricar buenas películas, y el mío es criticarlas. Ambos estamos tratando de hacerlo lo mejor posible. Creo yo.
pável, joel del río y la camada de detractores de tu filme no quieren asimilar tu estilo ni tu forma de hacer cine. Tus peliculas son geniales, y si esos dos individuos te la critican tan insanamente, creo que debes preguntarle si detrás de todas sus palabras no se esconde algún motivo personal…
en el caso de joel, todos vimos sus desaciertos en la conducción de arte siete, donde no puso una, solo sirvió para interferir en el buen trabajo de martica araujo. y ahora este chasco, como si criticando tu película obtuviera un gran prestigio personal. soy fiel lector de las páginas culturales de la prensa cubana, pero esta es la primera vez que en dos importantes órganos se critica con tanta saña un mismo filme cubano. coincido plenamente en las palabras del jurado para entregarte el premio vigía. además, fui el que diseñó el diploma acreditativo de este premio y considero que lo tenías muy bien merecido. me reí mucho con eso de “una película rara, distante, hierática”. los críticos y sus palabritas rebuscadas. el significado de hierático es: hierático, ca. adjetivo. Dicho de un estilo o de un ademán: Que tiene o afecta solemnidad extrema, aunque sea en cosas no sagradas.
¿en que momento el filme es solemne? vaya, creo que podemos hacer una «ponina» para comprarle un diccionario a Joel del Río. cuenta conmigo.
saludos y sigue cosechando éxitos en tu carrera personal.
Pavel estimado:
Te escribe el socio de siempre, no el crítico obligado a manifestarse, por deber profesional, ante cada nueva película cubana. No destrocé tu película. Más bien estuve varios días haciendo y rehaciendo para que no te quedara duda de que no abrigaba, tú lo sabes, ninguna doble intención o mal querencia. Explico lo que no me gustó y por qué. Pero no formo parte, y tú lo sabes, de ninguna camada de detractores ni abrigo algún motivo personal en tu contra, ni saña en el supuesto ataque a tu obra. No tengo yo la culpa de que haya en Cuba solo dos períódicos nacionales que publican críticas más o menos atendibles sobre las películas, ni de que Omerta no se comunicara conmigo, espectador que puso todo de su parte para que así fuera. ¿Qué debo hacer? ¿Mentir? ¿Callar? Solo me queda desear que no haya perdido las buenas, respetuosas relaciones que siempre nos han unido. Que a mí no me guste la película ni a ti mi crítica no debe ser motivo, pienso yo, para enemistades y equívocos.
A Fundora: Vimos dos películas diferentes, mi hermano, como es posible y deseable en el caso de dos personas diferentes. Sí es solemne, buena parte del tiempo, y además de eso, pude emplear sinónimos de hiératica como rígida, inexpresiva, impasible, grave y fría, y no los usé porque preferí hierática. Es una palabra hermosa y exacta, habida cuenta de que nunca quise hacer una diatriba contra Omerta y además tampoco intenté nunca (le aclaro a Fundora) conducir el programa que protagoniza mi hermana Martha Araújo.
Te ofrezco mi mano amigable de siempre, que si no estrechas ahora, llegará el momento sin duda, en que volverás a hacerlo. Así lo espero, porque como dice al final de la crítica, confío en tu sensibilidad, talento y más que todo, en tu inteligencia.
Hey!!!! Vuelvo a aclarar que me encantó la crítica. Necesito 5 o 6 más así y 8 o 9 positivas. Tengo el Dossier vacío aún.
Creo que has hecho un filme super bueno! Lo vi en Cuba y me pareció genial, aunque debo confesar que aunque no he visto tu peli anterior, no coincido con lo que escribe ese señor Joel. ¿Acaso es verdad que conduce T.V. tan mal como ejerce la critica?
La peli tuya hay que verla como un iceberg ártico: solo un pedacito fuera. Hay que tener nivel para entender, sino te quedas con la historia que se cuenta nomás. El que no entiende, pues que vuelva a verla.
Mi admiración y que tengas buena suerte.
Eso es lo que es Joel del Rio un corre ve y dile, papagallo de otros que en otros tiempos fueron alguien y ahora no son nadie, porque nadie respeta ni atiende sus criticas, alguien que se ha quedado tras la septima puerta y eso si que es quedarse rezagado, te imaginas 7 puertas por delante
Quien tiene ese look en pleno siglo XXI tiene retraso en las neuronas por lo tanto solo puede entender cine de antaño
Tu tranquilo que no hay como un dia tras el otro, sigue haciendo tus trabajos, que si no son los mejores del mundo son trabajos hechos con pasion, esfuerzo y dedicacion; ellos nunca ni han hecho ni haran cine, ni bueno ni malo, porque es mas facil ensañarse, la envidia mataaaaaaaaaaaaaa y es cierto el Sr.Joel queda muy mal en la tele, no es fluido, se encasquilla, claro por buscar palabras enredadas y confusas, yo diria «hieraticas» jajaja, es si no el peor uno de los peores que salen en TV y sobre todo el y el Sr. obeso tienen muy poco encanto, glamour y cache, ensombrecen la pantalla
Joel del Río se está buscando el segundo galletazo, por chanchullera. Él esta adaptado a que lo golpeen, pregúntenle a Miguel Litin. Ahhh, y el que lea la crítica que salió en el Juventud Rebelde Digital también se da cuenta de que a la loca esa le encantan los cuernos, pero en abundancia. Si Senel Paz se entera allá en Cuba de que su personaje David es catalogado como un simple «mirahuecos de posadas», no le va dar una galleta como Litin, sino un buen piñazo.
La gorda de arte siete, la que opacó a la araujo y después de destrozar a omerta casi pidió disculpas en este blog a su excelente director, no sale casi en los medios de prensa digitales y creo que tampoco en los medios impresos de la isla. ¿Estará cansada de hablar mierditas sobre cine? Ahorita seguro le da por criticar videos clip, como a la otra gorda. como siempre, papagallo y correveidile: una auténtica «diva del galletazo».
Joel del Rio es sencillamente asqueante.
Si Joel del Rio publicara en Cahier du Cinéma se estarían todos quietecitos. Pero lo que tiene a su alcance es Juventud Rebelde, y eso cuando sobra espacio para las culturales si la reflexión no fue muy larga.
Desde el «Chacal de Nahueltoro» Miguel Littin no hace nada que valga la pena; ir de festival en festival, estar en la tomadera, la farándula y ponerse pesao por los tragos.
Si piensan que un par de comentarios en Granma y Juventud Rebelde es ensañamiento, recuerden a «Alicia en el pueblo de las maravillas» y la diatriba del actual canciller Bruno Rodriguez en su contra. O las referencias a «Guantanamera» en algún discurso del expresidente cubano. No pierdan las perspectiva mi gente. Que el tal Joel es de lo mejorcito que tiene la crítica cubana actual.
Tengo por norma publicar en este sitio todo lo que se diga.. Lamento que algunos lleguen a faltar el respeto a quienes ejercen la crítica. En este caso, creo que han sido demasiado severos con Joel. Él, como todos, es libre de expresar sus puntos de vista y no me parece que haya sido irrespetuoso en ello. Se puede jaranear, ser cínico, burlón, pero no ha de perderse la perspectiva, menos aún usando seudónimos. Me parece feo, la verdad. Da igual si es de lo mejorcito o de lo peorcito, es un ser humano y merece respeto. Háganlo talco, pero con un florete, no con plan de machete.