PAVEL GIROUD: LO MALO DE HACER PELÍCULAS ES QUE MUCHAS VECES LA FILMAS CUANDO LA PASIÓN QUEDÓ ATRÁS.

Mario Luís Cabezas

Con La Edad de la peseta se presentó ante una audiencia internacional, aunque ya en Cuba era un realizador bastante conocido. Con su siguiente proyecto, Omerta, un filme “Noir a la Cubana”, no tuvo el mismo éxito, pero lo dejó muy conforme. Sobre estas películas, proyectos futuros y la realidad actual del cine en la isla, nos comenta:

¿Por qué el retraso en la producción de tu nuevo film cuando medió tan poco tiempo en tus anteriores entregas?

No ha habido demora. He estado en la escritura del guión a la par que mis productores de la 5ta. Avenida Producciones buscan las mejores alternativas para levantar el proyecto. Las cintas anteriores eran producciones desde el ICAIC y entró por carriles ya diseñados que funcionan desde hace años y por eso salieron una tras otras, amén de situaciones que facilitaron esto, como el premio de guión inédito obtenido por Omerta en el Festival de La Habana, que incluía una buena parte del financiamiento del proyecto.

¿Y por que entonces no enfrentar este proyecto por esos carriles?

No cabe en ese diseño por muchas razones prácticas.

¿Hay un rompimiento con el ICAIC?

No, de ninguna manera. El ICAIC es muchas cosas. Es casa productora, es distribuidor, es exhibidor y ante todo es el instituto de cine de Cuba. Desde la propia dirección del ICAIC está muy claro que se han creado; se seguirán creando y desarrollando en Cuba variantes alternativas de producción y hasta ahora la estrategia que han tomado es la de sumar, no excluir. Yo he optado para este proyecto la variable que mas se aviene al tipo de película que quiero hacer y al ser el ICAIC el organismo rector de la cinematografía en Cuba, forma parte de mi proyecto. Muchas gestiones en el proceso tendrá al ICAIC interviniendo de alguna manera. Yo defiendo la idea de que haya un organismo responsable del cine, aún cuando discrepe en algunas cuestiones. Es en esas discrepancias donde se generan nuevas estrategias. Según Sartre, cuando se es fiel sin cuestionamientos, no se es enteramente libre. Alea (Tomás Gutiérrez Alea) mostró una gran fidelidad, al ICAIC y era un voraz cuestionador.

Otra cosa es que el ICAIC tiene una larga cola de proyectos pendientes, que no han podido ejecutar por cuestiones de financiamiento y me cuesta marcar en la cola y esperar años, cuando siento que el proyecto está listo para ejecución. Lo malo de hacer películas, ya lo he dicho, es que muchas veces la filmas cuando la pasión quedó atrás. No tiene la inmediatez de la música, la pintura o la literatura, pues dependes de mucho mas que de la musa y tus deseos de enfrentarte a la creación. Omerta pertenecía a intereses añejos. Fue una película que escribí con veintitantos años y rodé a pasando los treinta y cinco. Quizá a los cuarenta y pico, ya no sea, El Acompañante, la película que quiero hacer.

Una vez me comentaste tu inconformidad con la manera de producir en el ICAIC.

Si, pero escapa de ellos. El ICAIC no es una productora independiente que puede trazar sus estrategias individuales sino que responde a la política económica del estado Cubano y no puede salirse de ello. Han tratado de encontrar vías, pero francamente, están atados de pies y manos. Es cierto que hay ineficiencia, cierto caudillismo en áreas de trabajo, falta de motivación; pero no es algo que afecte y generen únicamente de ellos. Creo que en cada organismo estatal o ministerio pueden verse situaciones similares.

Omerta estuvo lejos del éxito de tu anterior película, La Edad de la peseta. ¿A que se debió? ¿Crees que tuvo mala promoción?

Tuvo mala promoción, pero no se puede culpar a eso de su poca efectividad. Las películas triunfan o fracasan por ellas mismas. Simplemente, no conectó con la gran audiencia y ese touché es intrínseco a las obras y por mas que promociones, si la película carece de ese condimento, no hay nada que hacer. En la cuestión promocional yo tengo mi cuota de culpa, porque asumí en “la edad de la peseta” el control de toda esa zona, pero esta vez estaba agotado y lo dejé correr; los verdaderos encargados de ello se acomodaron a la idea de que yo iba a llevar esa bandera, no fue así y nos envolvimos en una gran descoordinación que acabó con la película. Luego, salvo su estreno en San Sebastián, no tuvo una buena ruta de festivales como la anterior, pero para eso si estaba listo yo. Sabía que Omerta no era película de festivales.

¿Hay películas de festivales?

Sí, es de risa, pero es así. Incluso hay quien hace películas para festivales. Una vez compartí con Jaime Rosales en un jurado y me dijo que él hacía las películas pensando en Cannes y lo cierto es que lo tiene bien montado, porque siempre lo logra.

¿Cómo ves el futuro del ICAIC?

Cuando me hacen esa pregunta no se si me preguntan por el ICAIC en sí o por el cine Cubano.

Pregunto por el ICAIC

Es como preguntarme por el futuro de Cuba. Si se toman medidas atinadas, le auguro un buen futuro, pero si se aferra a estrategias de probada ineficacia; si la política ahoga al arte; si deja de ser el fiel aliado del creador; si se siguen ocupando los burós por gente que no ama ni entiende el cine, lo veo muy mal. Pero confío, siempre doy un voto de confianza, porque me aferra a esa institución un profundo respeto y estaré siempre dispuesto a colaborar en su desarrollo.

¿En estos últimos tiempos cual crees que es el mayor logro de esa institución?

La creación de la muestra de nuevos realizadores. Creo que es algo de lo que se puede sentir muy orgullosa la actual dirección de la institución. No comparto la idea de algunos colegas que hablan de la muestra como un puesto de control. Creo que surgió por la elemental necesidad de renovar el cine. Sucede que en el cine Cubano se ha renovado el personal, pero ha nivel de estrategias es aún muy muy viejo. Es como estar arando el porvenir con viejos bueyes, como diría Silvio Rodríguez en una de sus canciones.

¿Y lo peor?

Lo peor está en el terreno de las estrategias de expansión. El cine Cubano se está quedando en las salas de cine Cubanas, no llegan mas allá, salvo contados casos y claro, esto también está desde la gestación de las películas. No veo mal que se generen filmes para el consumo local, pero como industria que es, el cine debe amortizar esos lujos. Falta personal capacitado para elaborar diseños. Se necesitan personas que estudien lo que está pasando con el cine en el mundo y de que manera podemos irnos colando. No se trata solo de hacer películas, incluso, buenas películas. Se trata de ver que hacemos con esas películas. En la última década se han hecho muchas películas, que son invisibles al mundo. En eso el ICAIC no difiere mucho de Industrias Cubanas que cumplen planes de producción y en los hogares no se siente. Aquella sintonía que alguna vez hubo entre el cine Cubano y el del resto del mundo se ha perdido, no interesamos.
Por eso estoy defendiendo la idea de que el ICAIC vaya dejando de producir y sea el encargado de la proyección de nuestro cine. Debe vincularse a la producción como Instituto, no como productora. Debe dedicarse a fomentar el desarrollo de nuestra cinematografía y no construirla. La producción debe venir de productoras autónomas, cooperativas de creación o cualquier variante similar, tal cual se hace en todo el mundo. Este viejo modelo Mostfilm no es eficiente, menos en un momento donde cada nación articula y ajusta muy bien sus políticas económicas. Se malogra mucho capital y recursos en el actual formato.
También pasa que se está deformando el nivel de percepción de nuestra audiencia con pésimas proyecciones, copias piratas, filmes de dudosa valía. Esto ha llegado a tal extremo que productos televisivos (a los que no quiero demeritar) terminen viéndose como obras cinematográficas, que recursos expresivos en voga 10 años atrás sean visto como novedades y que verdaderas novedades sean invisibles a ojos contaminados no solo del llamado gran público, sino a supuestos especializados. No es tan grave lo que está pasando como lo que va a pasar.

Buscando información sobre ti, encontré una entrevista donde te quejabas de la censura de algún trabajo tuyo?

Si, responsable de eso fue la Televisión, que decidió no transmitir un video clip, porque asechaba algún fantasma a esos ojos ultrasensibles que tienen los censores. No tiene nada que ver con mi producción. No he sufrido censura alguna a la hora de realizar, esa es la verdad. Jamás un funcionario del ICAIC, que es la productora para la cual, en definitiva, he hecho mis dos películas, ha intercedido con armas censuradoras. Otros colegas si lo han padecido, pero mas en el terreno de la exhibición que a la hora de hacer,
Siempre voy a atacar a la censura, aún cuando es cada vez menor y tampoco sea algo que se genere únicamente en el ICAIC (donde existió siempre), ni siquiera en Cuba. Ya dije una vez que el censor es el personaje antagonista del prota- artista, en este profundo drama que es la creación . Existe la censura, no puede negarse y mientras una obra sea censurada o su camino se llene de obstáculos voluntariamente para minimizarla, ocultarla -o peor aún- para impedir su realización, se estará cometiendo una injusticia. Me compadezco mucho de los censores, pues nunca sobreviven a las obras que tratan de vetar. El futuro siempre los castiga.

¿Crees que El Acompañante será un film exitoso?

Eso no lo saben ni los americanos, que se gastan millones. Para mi es suficiente con quedar complacido. No soy de los que dicen que hago películas para mi. Sueño con el cine repleto gozando mis películas, porque el espectador es el complemento vital; pero la medida entre éxito y fracaso está en tus propósitos y tus logros. Omerta me enseñó eso. Fue una película con la que me sentí crecido, porque quedé con menos inconformidades y yo le premié con mi cariño. Amo esa película. Lo que nunca me vas a ver es deprimido ante un fracaso. Cuando algo no me sale bien, me da fuerzas. A veces hay que agradecer los fracasos; estos enseñan mas que los logros. Los logros te ciegan y te hacen creer que todo anda bien, sino mira a tu alrededor: Estábamos tan orgullosos de la medicina y la educación, que un día llegó el reggetón y nos hizo ver el pozo en que estábamos sumergidos.