Ojoloco 2016 : El Acompanante

Nicole Dupré

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Pavel Giroud, le réalisateur du film présent dans la salle, à qui on demandait quelle était actuellement la situation du cinéma cubain, parlait d’un «grand potentiel», faisant référence à tous les jeunes cinéastes porteurs de projets intéressants, mais totalement dépourvus de moyens et ne bénéficiant d’aucune structure à Cuba même. Il faut pour cela aller chercher ailleurs, en Colombie, au Venezuela, en France …. ce qu’est parvenu à faire Pavel Giroud au bout de 6 ans !
Monter un film demande toujours patience et obstination; à Cuba peut-être plus encore.

El Acompanante est un film passionnant, sans doute mon préféré parmi les films que j’ai déjà vus.
Pourquoi ? La réponse est simple : un sujet fort, des personnages attachants, des dialogues percutants, une mise en scène efficace….
L’accompagnateur est un champion de boxe déchu pour s’être dopé. C’est un taiseux, tout en muscles et plein de préjugés vis à vis de celui qu’il doit accompagner : un jeune homme porteur du virus du sida, hospitalisé dans un centre de rétention d’où il n’a droit de sortir qu’une fois par semaine, à condition d’être «accompagné», étant bien entendu que l’accompagnant remplira un rapport sur les faits et gestes de son «protégé».

Le cadre une fois posée, le film peut commencer. Plus que des grandes scènes dramatiques, c’est une accumulation de petits gestes, de regards échangés, de mots prononcés qui font comprendre ce qui se passe entre les deux personnages principaux, Daniel et son accompagnateur, Horacio Romero.
Daniel est du genre rebelle, toujours à se moquer, à enfreindre les règles et à se faire la belle. Horacio est plus réservé, mais on sent que son énergie n’est que contenue, pas vraiment domptée.

A travers ces deux personnages, le spectateur n’a pas de mal à comprendre les enjeux de la vie cubaine, la pesanteur des institutions, la répression sous couvert de soins. Mais comme le suggérait prudemment le réalisateur lui-même lors de la discussion, l’absence de liberté peut-être considérée comme le prix à payer pour être soigné et … éviter la propagation du virus. Toutefois, il ne semble pas qu’on ait véritablement donné le choix à Daniel; il n’a pas de son propre gré, abdiqué sa liberté pour bénéficier d’un traitement.

El Acompanante est un film très riche, qui mérite réflexion et discussion. Il serait dommage de n’en faire qu’un film cubain de plus, un film qui nous montre de l’intérieur ce à quoi correspond le régime imposé par les frères Castro depuis 1959. Car, sans être aucunement dogmatique ou même seulement didactique, le film soulève des problème qui sont aussi ceux de nos sociétés dites démocratiques.

Le festival Ojoloco a peut-être d’autres bons films à me réserver mais pour le moment El Acompanante est mon préféré.

EL ACOMPAÑANTE, DE PAVEL GIROUD. Cine confortable para un tema incómodo.

Por: Berta Carricarte

Entre los filmes cubanos que compiten por un coral este año, La obra del siglo (Machado Quintela) reafirma mi fe en el cine independiente cubano. Pero ya a esa le canté sus alabanzas cuando fue estrenada.Ahora voy por  la nueva cinta de Pavel Giroud  El acompañante (2015) que ubica su trama en los años 80, cuando se conoce de los primeros casos de SIDA en Cuba. En aquel entonces los enfermos eran recluidos de manera obligatoria en un sanatorio bajo régimen militar en las afueras de la ciudad, Los Cocos, del cual solo podían salir bajo la vigilancia de un  acompañante. El campeón de boxeo Horacio Romero cumplirá allí su castigo por dopaje, convirtiéndose en el acompañante de  Daniel, un joven ex combatiente que contrajo el VIH en África.

Muy pronto se percata el espectador  de que la cinta de Giroud propone una estructura dramatúrgica perfectamente acoplada a los cánones del melodrama tradicional, salpicada de humor y de intensidad emotiva. Personajes con perfiles sicológicos familiares, situaciones que encajan en los  moldes habituales del género, montaje paralelo popularizado por Griffith y S. Porter;  todo ello consecuencia del ABC del guión modelo –con seguridad Syd Field no lo hubiera resuelto de manera muy diferente-, que gana interés al tratarse de una historia solo posible en Cuba, en los años 80. Cita voluntaria de Rocky (John G. Avildsen, 1976) y One Flew Over The Cukcoo´s Nest (Milos Forman, 1975), y plena de retórica intertextual, puedo añadir que estamos frente a un tipo de cine trasparente, convincente, envolvente, sin trascendentalismos; como decía mi profesor: un racconto ben trovato. Con eso basta. A mí me basta.

Entre las virtudes que acompañan al más reciente título de Giroud, está la dirección de arte en todos sus aspectos, desde el diseño escenográfico, el atrezo, el vestuario, el maquillaje y la peluquería, hasta la selección y ambientación de las locaciones. Del mismo modo cabe resaltar la banda sonora en cuanto a la selección y manejo de la música tanto incidental como diegética. La primera, contribuyó a configurar la atmósfera y la temperatura sicológica que requería la puesta en escena; la segunda garantizó la construcción verista de un universo ficticio que recrea una época lejana.

A pesar de la aparente diafanidad  de El acompañante, el filme de Pavel Giroud ofrece ciertas pistas sobre aquellos renglones torcidos de una sociedad cubana que en esos años todavía mostraba una cándida fe en el futuro. Aquel paisaje hoy luce borroso y difuso, sumergido en la nostalgia de lo que fue y quedó brutalmente cercenado por un tiempo más oscuro y descorazonador que le seguiría: el Periodo Especial. Hoy los años ochentas nos parecen el canto del cisne de toda bienaventuranza social y económica.   Según ha expresado en una entrevista Pavel Giroud: «Realmente fue la etapa de nuestro cine más festivo y de la prensa más optimista, y vale la pena preguntarse si ese espaldarazo a una realidad más convulsa de lo aparente es lo que condiciona que hoy convivan en el tiempo dos películas como El acompañante y La obra del siglo, que hurgan en temas sensibles de esos años, aderezados con la música de Ojedita y Vicente Rojas, metáfora fiel de ese entorno (…) Quizá comienza una etapa en que el cine exhumará cadáveres olvidados para re-hacerles la autopsia y se descubra que la causa de la muerte no es la que está en el informe del forense.»

Al tratarse de un tema que centra su visión en las aspiraciones personales de los dos roles principales, el escenario  macro funciona como telón de fondo y aun así, es fácil percibir algunas de las pesadillas que hasta hoy acechan al imaginario cultural y social del cubano.  Asoman su oreja peluda el machismo, la doble moral, el oportunismo, los prejuicios, y sobre todo la pugna con el Tío Sam, odiado por el establishment de la Isla, y paraíso soñado de muchos “isleños”, que, poniendo proa rumbo al norte creen poder ahogar en las aguas que median, sus frustraciones y resentimientos.

El deportista presionado en todas las instancias a ganar una medalla al precio que fuera necesario, ya fue tratado en Penunbras (Charlie Medina, 2012). Aquél era un pitcher, este un boxeador, las circunstancias las mismas.  Sin embargo, la interpretación de Yotuel Romero –ex integrante del grupo musical Orishas-, demuestra que se puede hacer un debut más que laudable, sin haber pasado por  la academia. Yotuel posee toda la fotogenia del mundo  para eclosionar como estrella del cine cubano, y probablemente –amparado también en su experiencia  performática sobre el escenario musical– tenga la sensibilidad y el talento necesario para explotar esta nueva faceta de su vida artística. Aquí supo arrancarle a su personaje toda la fibra expresiva que era humanamente posible expresar con o sin palabras, a través una mirada beligerante o introspectiva, y además,  andar el peligroso filo de personaje paradigmático, sin que le temblaran los puños.  Pero no cabe dudas de que el nivel de actuación general que se alcanza en la película, empieza por un sentido elemental de cómo se conforma un casting.  Esta misma historia con un elenco antojadizo, habría parado en el fracaso total. En un filme con modelo narrativo clásico, la actuación se convierte en un factor básico, y la dirección de actores, el mango de la sartén.

Armando Miguel, cuya fisonomía atractiva se complementa con un don natural para encarnar personajes típicamente cubanos, desempeñó su tarea de manera encomiable, pero merece, en lo adelante, asumir roles diversos, probablemente de mayor complejidad interpretativa; asunto interesante en una cinematografía nacional que está en trance de renovación y que no puede seguir ignorando la avalancha del cine independiente, con su diversidad de temas, géneros y estilos. Yailene Sierra, mejor imposible;  los mil sentimientos que atraviesan a este humilde peón de las jerarquías militares, los da ella, todos, y aun me deja pensando en las connotaciones sutiles de su voz, de su mirada, de sus gestos. El médico oportunista  y cínico de Jazz Vilá, todavía me irrita, no dejándome salir del encanto perverso de la ficción; es el típico malo de la película, figura clave en el desenlace de los acontecimientos. Camila Arteche, bien, como Broselianda Hernández,  ambos son personajes de relleno sacados con dignidad. Pero ojo, un personaje secundario no tiene que ser interpretado por un actor de “segunda”. El acompañante gana su regalía con  el entrenador encarnado por Salvo Bassile, y la bisnera, chusma y repelente que construye con sobrada eficacia Yerlín Pérez. Pero el toque de gracia lo da en apenas dos minutos el generalote arrogante y despectivo encarnado por Iván Colás, ante cuya majestad interpretativa, lo confieso me quedé muda. Pero, lo repito, todo empieza por el casting: tenía que ser Iván Colás.

Pavel Giroud, autor del primer relato en Tres veces dos (2004), de La edad de la peseta (2007, pequeña joya cinematográfica por la calidad de su puesta en escena y la belleza del tema abordado) y Omerta (2008, ensayo de thriller gansteril), ofrece  ahora un melodrama para reflexionar y/o  llorar (si usted quiere), por los enfermos de VIH, enfermedad absurda donde las hay, o por los muertos de la guerra, cualquiera de ellas, absurda siempre.

Resumiendo: De la misma manera que hoy vemos Los sobrevivientes (1978) como la gran metáfora social futurista imaginada por Tomás Gutiérrez Alea, El acompañante, como buena obra de arte, acepta múltiples perspectivas de significación, de ahí que poco importe su talante  de “cine amparado en fórmulas”. El buen cine tiene muchos caminos y todos conducen a lo mismo: al placer, al disfrute, al gozo, la reflexión, el conocimiento, la moraleja: Tarkovski, Rohmer, Kiarostami, pero también Wilder, Tim Burton, Milos Forman. Harta de existencialismos banales reducidos a la condición de pretexto argumental; harta de hipertextos que intentan su clavado filosófico en un potrero de ambigüedades ideológicas; harta del filme retro-histórico con sabor a ron de cantina, y harta del plano efectista y del filisteísmo que pretende la poética de la paja sin siquiera reparar en la gracia misma del ojo, me quedo con El acompañante. De veras, yo, me quedo.

Tomado de: http://www.cubanow.net/es/articles/el-acompañante-de-pavel-giroud-cine-confortable-para-un-tema-incómodo

INTERVIEW: PAVEL GIROUD TALKS THE COMPANION

David Opie sits down with director Pavel Giroud to talk about The Companion, a Cuban drama set during the 1980’s HIV epidemic. The film is currently having a successful run at film festivals worldwide.

David Opie: The Companion is a fantastic film from start to finish. What is your favourite moment in the movie? What are you most proud of?

Pavel Giroud: I´m not sure if I have a favourite moment in the film. I feel proud that I made it. I think The Companion is a fluid, accessible and inspiring story that goes beyond its 2 hour running time. I like that people come to me after watching the film and ask me about my country and that period in history. It was fun shooting the boxing match, but tense as well, because I only had one session to shoot it in. However, it was even harder to shoot the scene in which Daniel tells his story. This scene should be touching, but not melodramatic and I think we succeeded in achieving that.

DO: The Companion is your first feature film since Omertà was released in 2008. What have you been doing in between these projects?

PG: I started a family, which obviously took up a lot of time. Also, I have made some documentary films, music videos and many other projects. This year, I´m promoting two feature films that I have shot; a documentary called Playing Lecuona that was awarded recently at the Festival des Film du Monde in Montreal (co directed) and of course, The Companion. Both were ambitious projects that involved a difficult development process prior to filming.

DO: What challenges did you face making The Companion?

PG: Making a film is always a challenge. In this case, the greatest challenge was to stay strong in the face of the numerous obstacles that we met in the six years prior to filming. There were days where I wanted to leave everything about The Companion behind and start a new project, but my family provided me with the encouragement needed to continue. Another challenge was being far away from my wife and our son for so long over 4 months of shooting.

DO: It was fascinating to learn about this unique period within Cuban history. What drew you to this era? What research did you have to do?

PG: I researched the topic for a year before I even wrote the first line of the script. I enjoy that part of the process. My previous films are also set in the past, during the middle of big historical conflicts and I had to do my research about these periods too. The breaking point was a news story about the AIDS statistics in Cuba. My country has been particularly successful in keeping the spread of AIDS to a minimum, but for me, that is very contradictory. Sex is the national sport in Cuba and during this era, the use of condoms was not common.

Upon starting my research, the sanatorium Los Cocos immediately sprung up, a place full of urban legends. At that point of the process, my one intention was to condemn the way that the Cuban Government had resolved the problem, imprisoning HIV patients there without the choice for freedom. Later, I realised that each country had their own controversial politics in regard to controlling the spread of the virus. From there, I turned my focus to human nature and the sanatorium became more about ambience, a very rare, cinematographic and seductive location. I hate to use cinema to condemn, I prefer to use films to generate questions and encourage the audience to find their own answers.

DO: Many people remain divided about how Cuba dealt with the 1980’s HIV epidemic. What is your view on the situation?

PG: I introduced that theme in your previous question. Actually, the first generation of patients in Los Cocos were heroes. Thanks to them, Cuba is a country almost clean of the AIDS virus. There are still too many cases, of course, but it has proved to be a very effective control program. People say that use of the Los Cocos system was a violation of human rights and it’s true, because freedom is the most important of all birthrights, but at the same time, Cuba was the first state that used a program to effectively control the spread of HIV. In the USA, more than 22, 000 people died before the Government first began to offer their help. Many people that derided Cuban Authorities for their methods were still sleeping soundly, knowing that the sick people were there, behind a wall and far away from their world.

It was interesting to learn that when the sanatorium doors first opened, many patients chose to stay there, preferring the sanatorium to the real world, but later, it became mandatory. The issue here is not a problem of Governments or political systems, it’s a human trouble. Throughout history, there have been similar situations, such as when the Black Death pandemics killed half of Europe in the 14th century and even more recently, South Korea has had to quarantine people in a similar situation to Los Cocos due to the MERS virus.

DO: Every country has their own traditions and customs. What do you think makes Cuban films unique within world cinema?

PG: That’s a hard question to answer. We are in a new starting point, where Cuban Cinema is developing in different ways. Some years ago, Cuban cinema was almost a genre in itself, because each film talked about the same problems and used the same type of narratives and aesthetics. Of course, there were some exceptions though, like Tomás Gutierrez Alea, a creator with a deep personality. Now there are many different styles of Cuban cinema; we make zombie movies alongside hermetic author cinema.

There are some criteria that differentiate Independent Cuban Cinema from Official Cuban Cinema. The first strives to produce and explore new dilemmas on screen, holding a presence at important film festivals worldwide while hopefully winning awards. In contrast, Official Cuban Cinema has more of an impact on the Cuban circuit and is almost invisible in the rest of the world. These are the films produced or coproduced by ICAIC.

DO: You’ve been described as the “new Cuban Truffaut” in the past. Is he an inspiration in your work? What other filmmakers have had an impact on you as a director?

PG: This comparison arose due to a film I made titled La Edad de la Peseta. Some people saw common elements in that film that bore a resemblance to Truffaut´s 400 Blows. My contribution to 3 Veces Dos, a movie directed by three filmmakers, was a tribute to Vertigo, so to many people, I am also known as “The Cuban Hitchcock”. I´m waiting to see what new name I will be given after The Companion is widely released, but in reality, I don’t feel like this film has an obvious comparison that could be made. This is the first time that I haven’t explicitly looked to other films for reference. The Companion comes from life, not from the cinema.

General influences on my work as a whole vary greatly, including American Cinema from the 1970s – Scorsese, Schlesinger, Polansky (my son Roman is named after him), Coppola, Forman, Friedkin and Lumet. Other filmmakers who have inspired me also include Billy Wilder, Hitchcok, Murnau, Goddard, Luis Malle, Melville, Antonioni and Kurosawa,

DO: What’s next for you once you have finished promoting The Companion on the festival circuit?

PG: I don’t ever stop. I´m currently working on several projects, but I prefer to keep them secret for now.

Many thanks to Pavel Giroud for taking the time for this interview.

David Opie

Original post here

PORTÁNDOSE BIEN, POCO SE HA LOGRADO

Haber nacido en medio del Quinquenio Gris y pasar sus años infantiles en una Cuba bajo el pesado abrigo soviético sin duda ha marcado en algo la filmografía de Pavel Giroud. En sus películas y documentales se asoma siempre un reflejo de ese país perdido en el pasado y de una actualidad bien alejada de aquellos sueños nacionales.

Sin embargo, el sello característico de la obra de este graduado de diseño que posteriormente estudió en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños es el intento de superar su propio trabajo. Con cada nueva entrega pareciera que quiere resaltar sobre la anterior, competir contra él mismo. Parte de sus obsesiones como creador, de los planes inmediatos y sus desengaños, las enumera en esta entrevista que respondió por correo electrónico para los lectores de 14ymedio.

Pregunta. Anunció que estaba listo el largometraje El acompañante. ¿Puede decirnos algo sobre la película y su estreno?

Respuesta. Conté la película a alguien y me dijo: «¡Ah, una película de sida!», como si ya el SIDA fuera un género dentro del cine. Y es que en realidad hay varios filmes que se acercan al tema, pero aseguro que esta no se parece a ninguna, y justo porque el fenómeno en Cuba tiene matices muy particulares. No fueron gays los primeros casos, sino héroes internacionalistas. Otra diferencia que generó polémica fue la del sistema de control de propagación: los enfermos ingresaban obligatoriamente en un sanatorio, que en inicio era bajo régimen militar.

Los que critican este sistema alegan que los privaban de su libertad, lo cual es cierto. Los que lo defienden plantean que Cuba fue el único país del mundo, que tomó una acción inmediata para controlar la expansión de la epidemia, que ahí tenían alimentación adecuada y el mejor tratamiento posible gratuito. También cierto. Sobre todo cuando se analiza que por ejemplo en Estados Unidos, bajo el mandato del –para muchos– mejor presidente de la historia, Ronald Reagan, hubo más de 20.000 fallecidos antes de la primera ayuda gubernamental.

Como en todo lo referente a Cuba, es un tema en el que no logramos encontrar los tonos de grises. De modo que me centré en la parte humana. No es una historia condenatoria, aunque la verdad duela a muchos. Digamos que ese es el escenario de la película. El acompañante es la historia de dos hombres que están ahí por razones diferentes, pero un objetivo común: escapar del destino que les ha sido impuesto.

«Rodamos en una finca hermosa que fungió desde siempre como centro de investigaciones botánicas, donde por cierto nació Italo Calvino, porque su padre lo dirigió durante un tiempo»

Uno es un paciente, héroe internacionalista que contrajo el virus en África y el otro, su acompañante,de los que vigilaban a los pacientes en su único día de pase semanal. Se trata de un boxeador sancionado por dopaje, que ve en esa nueva labor la posibilidad de regenerarse socialmente. La película tendrá su premier mundial en el Festival de Cine de Busan, pero estoy loco por enfrentarla al público cubano, lo cual ocurrirá en diciembre, durante el Festival de La Habana.

P. ¿Cuán difícil fue recrear la atmósfera del sanatorio Los Cocos y el ambiente donde convivieron tantos enfermos de VIH? ¿Cómo logró esa compleja ambientación?

R. Parecía lo más difícil y no fue así. Encontramos un sitio muy parecido a Los Cocos, también en Santiago de las Vegas y con más posibilidades para la puesta en escena que el propio sanatorio. Una finca hermosa que fungió desde siempre como centro de investigaciones botánicas, donde por cierto nació Italo Calvino, porque su padre lo dirigió durante un tiempo. Se hicieron algunas reconstrucciones de elementos que identifican a Los Cocos, como la escultura de La Matilde, tejas escenográficas y dos o tres cosas más. Llevé a expacientes y familiares de estos a nuestro sanatorio y dijeron sentir las mismas sensaciones. La ambientación de la época, en general, está dada a través de los objetos, algo que los nostálgicos de la era CAME disfrutarán mucho, y también el vestuario.

P. Para la selección del protagonista del filme se manejaron varios nombres ¿Cómo logró decidirse finalmente y qué buscaba en el actor que encarnaría al personaje principal?

R. Yo estuve buscando a mi protagonista durante mucho tiempo. Me pasaba que cuando me gustaba el actor a nivel histriónico, su físico no era el adecuado. Por ejemplo, Emán Xor Oña, gran actor, con quien llegué a filmar un teaser, hubiera sido el Horacio ideal, pero no parece un hombre de 30 años. Estuve pensándome mucho tiempo que fuera él, pero el cine no es el teatro y se puede engañar hasta un punto.

Pasé otro tiempo buscando y comenzamos a explorar fuera de Cuba y llega Lázaro Ramos, el actor brasileño a quien conocía de Madame Satá y otras películas. Un actor magno. Se leyó el guión y se involucró de inmediato. Lázaro también nos daba la posibilidad de lograr financiamiento desde Brasil, donde es un actor con mucho alcance, pero justo cuando estaba a punto de empezar la preproducción, le surge un problema familiar serio que le impedía entrenar como boxeador y como cubano. O sea, podía incorporarse a la película desde cero y tras una conversación valoramos que arriesgarnos de ese modo iba a perjudicarlo a él y a la película. Al irse Lázaro, se fue también el financiamiento de Brasil. Y ahí apareció Yotuel.

«La anterior presidencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) no veía con buenos ojos mi película y no facilitó las cosas para acceder a fondos»

Tras el primer Skype que tuvimos, lo decidí. Tuvo apenas un mes para prepararse como boxeador y llegó al punto que podía pelear con cualquiera. Ojalá y todos los actores tuvieran su entrega, disciplina y buena vibra. En el plano actoral no diré nada porque todos me preguntan «¿qué tal Yotuel?» y yo les contesto: «ve a ver la película y me dirás tú». Su contraparte es Armando Miguel, ya conocido por las películas Melaza, Conducta, La emboscada y por apariciones en la televisión. Estoy muy orgulloso de mis protagonistas y del resto de los actores.

P. Solicitó fondos internacionales de Ibermedia pero tuvo que hacerlo desde Panamá. Resulta un poco absurdo que un cineasta cubano no logré algo así desde la Isla. ¿No le parece?

R. De eso se encargan los productores. Ellos son los que buscan ventanas abiertas cuando se cierran las puertas y debo decir que tengo muy buenos productores, de esos que se comprometen a fondo y le duele todo tanto como a ti. La anterior presidencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) no veía con buenos ojos mi película y no facilitó las cosas para acceder a fondos, por lo que se experimentaron variantes. Si el instituto de cine de tu país no certifica tu película no tienes opciones de acceder a muchos fondos de ayuda, como por ejemplo Ibermedia.

Una manera menos obvia de censura o castigo es ese tipo de maniobra. Se suma a eso que las productoras como empresas, no existen, lo cual nos coloca en una posición de desventaja en el mundo. Las posibilidades se reducen al mínimo. Ahora, con la nueva presidencia del ICAIC, se logró que todo se ejecutara de una manera lógica y funcional. Debo decir que pese a ser una cinta independiente, este ICAIC facilitó y colaboró en nuestro proyecto de la manera natural. Una prueba de que lo raro, puede convertirse en común, con un simple gesto y una cuota de valentía.

P. ¿Cómo ha sido el camino recorrido por el documental Otra pintura parcial sobre la censura al documental PM? ¿Se presentará en las salas cubanas?

R. En estos años de aparente inercia a causa de la invisibilidad mediática, he trabajado en muchos proyectos. Más que nunca. Muchos de estos tienen la estatura de Otra pintura parcial. Son documentales por encargo, cuya pretensión no es tanto crearles una ruta en festivales sino venderlos a televisoras, y el terreno de las ventas no es el mío. Los hago con profesionalidad volcada y los entrego. En este caso es un encargo de Mario Bondanini, productor suizo enamorado de Cuba, para quien he realizado otras obras. Fue programado en el pasado Festival de La Habana en una sección paralela.

No trata precisamente de la censura del documental PM, creó un vínculo con eso y generó un pretexto para justificar este. Querían el documental sobre la noche habanera y por más que quisimos, nos quedamos a medias. En el informe que se hizo justificando la censura de PM, se decía, entre otras cosas, que se prohibía su exhibición por mostrar una pintura parcial de la noche habanera. Pues yo hice otra, también parcial. Creo que si juntas todo lo parcial, puedes tener una idea más general de cualquier fenómeno.

Aun así, es mi trabajo más visceral. Tiene la voluntad de mostrar las cosas sin maquillaje. En muchos sitios tuvimos que rodar con celulares. A veces hasta las prostitutas de los lugares eran las operadoras de cámara, porque el staff era sospechoso. Creo que el mayor encanto del documental está en su autenticidad y el desparpajo con que está asumido.

P. ¿Y la próxima película en qué fase se encuentra?

R. Estoy desarrollando varios proyectos en lo que arranca el recorrido de El acompañante. También terminé una colaboración como codirector en la película documental Playing Lecuona, que se estrena por estos días en el Festival de Montreal, antes fue vista en una presentación especial en el Festival de Miami y fue muy bien recibida, según me contaron. También es un encargo. Solo que Playing… está vinculado a una de mis grandes pasiones, que es el jazz. Si tocan a tu puerta y te ofrecen dirigir a Chucho Valdés, a Michel Camilo y a Gonzalo Rubalcaba y que estos estarán acompañados por Raimundo Amador, Ana Belén, Omara Portuondo, Los muñequitos de Matanzas, y que para colmo, versionarán la música de Lecuona en un homenaje musical a él, pues es un regalo, más que un trabajo.

Disfruté mucho el proceso de filmación, mucho. Nunca antes me había emocionado tanto mientras rodaba y eso ocurrió cada vez que estos monstruos se sentaron al piano. Luego, el material escapó un poco de mis manos, por lógica. Su creador, codirector y productor, el español Juanma Villar tiene su propia visión y concepto desde que lo generó. Entendí cuál era mi papel y si bien fui muy libre a la hora de rodar, por primera vez no tuve el control creativo en el montaje y la postproducción, pero uno ha de aprender a asumir cada papel con la humildad que supone y vale la pena plegarse a otros puntos de vista si la recompensa son esas emociones.

P. Exigir la creación de una ley de cine en Cuba, ¿portándose bien o portándose mal?

R. Bueno. Ya se ha visto que portándose bien poco se ha logrado. Cuando dimos el golpe en la mesa, nos hicieron caso. Cuando nos sentamos en esa mesa a dialogar, caímos en una escena en la que los dialogantes tienen más oficio. Al sentirme con poca capacidad para ese tipo de diálogo, preferí salirme de la avanzada. También venían dos grandes proyectos a los que tenía que entregarme en cuerpo y alma.

Fui el primero que se paró en aquella reunión y dijo que a mi juicio el ICAIC debía dejar de producir y convertirse en verdadero instituto de cine: representarnos, promocionarnos y protegernos; crear políticas de exhibición, de preservación del patrimonio y una larga lista de funciones afines a cualquier instituto, y dejar la producción en manos de los independientes. Aquella vez sonó a terrorismo, pero hoy día es la tendencia de pensamiento que predomina, porque cada vez son menos los que dependen del ICAIC para lograr beneficios personales.

Creo que aún siguen manejando un esquema que hice junto a otros miembros del grupo, que mostraba como creímos debería funcionar el sistema de la industria cinematográfica cubana. Le llaman «el mapa de Pavel». Creo que perdimos una gran oportunidad. Solo en esos momentos de ebullición, donde no hay que convocar, sino que la gente se une apasionadamente por un objetivo común, es que se logra romper con el estado de confort ajeno que da origen a la inercia.